Sin dedos de frente

En mi último año de carrera  decidí que era un buen momento (como cualquier otro) para apuntarme a una asignatura optativa de 3D en Maya. Los ordenadores siempre se me dieron bien y entonces creía que era un genio aprendiendo sobre ellos. Claro que, después me di cuenta de que el problema era que me había juntado con inútiles de la informática, desde mis hermanas a mis compañeros de clase. En ese ambiente una puede llegar a creer que es buena porque aprendió a la primera a cortar y pegar con atajo de teclado y todo.
En aquella asignatura me crecí. Mis compañeros llegaron, incluso, a ofrecerme dinero a cambio de que les hiciera los trabajos de la asignatura. Lástima que siempre haya sido tan legal, al menos habría cobrado por hacer 3D y lo sumaría a mi currículum.
Al terminar ese año estaba convencida de que el 3D era lo mío y busqué un curso que me permitiera ampliar mis conocimientos. Estaba segura de que había aprendido todo en esa asignatura y de que mis trabajos eran lo mejor que había visto nunca, aunque básicamente hiciéramos tutoriales traducidos con el google.
Esto es lo que hace la ignorancia y, como en casi todo, aprender más te hace consciente de todo lo que no sabes. Eso hizo el curso de seis meses al que me apunté: darme un bofetón.
Así que aquí estoy, siendo consciente de que no sé nada pero inaugurando mi blog porque, en este maravilloso mundo de internet, los cualquiera también tenemos nuestro espacio.